domingo, 21 de junio de 2015

LOS MÚSICOS Y EL ENCANTO

Para una fiesta de “Casarasiri” (matrimonio) una familia había con
tratado una banda de músicos. Esta tenía un contrato para todo el día, pero cuando llegó la noche, los músicos ya estaban borrachos, es que había tomado mucha cerveza, pero como estaban borrachos ya no les importaba nada. El dueño de la fiesta les daba más cerveza para que toquen. Ya era cerca a las 12:00 de la noche que decidieron irse. Se fueron tocando por la pampa, tomando y tocando. Así, tan borrachos en la noche se les apareció un hombre, para ellos era como si fuera de día, ese hombre les dijo: les voy a pagar todo lo que quieren señores músicos. Bueno, hicieron otro contrato. Entonces les hizo caminar por una ciudad, los músicos asombrados. Pero antes de entrar por la puerta uno de los músicos se quedó a orinar, cuando todos entraban, él se ha desesperado porque no acababa de orinar y de pronto se cerró la puerta, el músico empezó a tocar la puerta, pero nadie le habría, tanto fue que tocó se cansó, entonces furioso se decidió seguir caminando, mientras tanto se escuchaba la banda. Así él músico llegó a su casa en la madrugada, más tarde las esposas de los demás músicos preguntaban dónde están sus compañeros, él un poco mareado le dijo: se fueron a tocar a otro sitio, cuando estuvimos viniendo se hizo la contrata. Al saber la noticia todos los familiares decidieron ir al sitio
, él los llevó, es aquí dijo, los familiares solo vieron un cerro y se escuchaba la banda de músicos, entre ellos se miraron. El músico dijo: esta parte del cerro era una puerta dorada y ahora no hay nada, sólo estás rocas nomás.
Así, que durante una semana seguía tocando de día y noche, esto ha desminuido cada día poco a poco. Por este motivo se dice que cuando contratamos una banda de músicos se deben irse antes de media noche a su comunidad, porque les puede coger el encanto.


Narrado por: Jacinto Fredy  Mamani Quinto - Puno

El KHARISIRI

El Kharisiri es un personaje mítico oriundo de la región andina Aymara, específicamente desde Puno hasta la zona norte de Potosí . Se le conoce con los nombres de “Karisiri”, “Kharisiri” ó “Liqichiri”, cuya traducción del quechua al castellano nos daría ”el chupador de grasa”. En otras zonas se le denomina Phistaco, Ñaqaq, ó Khari Khari.
Los indígenas de esa zona lo describen de la siguiente manera: es un ser antropomórfico de pelo amarillo, gigante, cruel y exclusivamente nocturno. Al encontrarse con él, cualquier persona empieza a sentirse como hipnotizada y mareada, lo que el espanto aprovecha y extirpa toda la grasa del ser humano dejándolo en un estado de agonía total.
Se afirma que antes de la conquista española, el Kharisiri era un ser maléfico invisible, causante por lo general de las enfermedades consuntivas, aprovechando del sueño de sus víctimas, a las que con un pequeño corte, como queda dicho, les extraía la grasa. Después de la conquista, impresionados los andinos con ver degollar a los ajusticiados, y reducir el cadáver a cuartos, creían que el verdugo era un ser extraordinario, un malvado, representación del Kharisiri, que terminaba su sangrienta faena, andaba en las noches vestido con el hábito despojado al difunto y aún lleno de tierra y sangre, cubierta la cabeza de un capuchón, que sólo dejaba al descubierto su rostro pálido como la muerte y sombrío como la noche.
El Kharisiri llevaba en la mano una campanilla, cuyo lúgubre sonido se escuchaba de rato en rato. Decían de él que se alimentaba de carne humana, prefiriendo devorar la de los niños que encontraba a su paso. Poco a poco y a medida que las ejecuciones en esa forma disminuyeron, la imaginación de los andinos fue confundiendo al verdugo con el fraile que acompañaba al condenado a la pena de muerte, hasta que el primero desapareció de su memoria y sólo el último quedó con el mote de Kharisiri.
Con el transcurrir de los años, probablemente la circunstancia de ver trajinar con alguna frecuencia a los frailes sólos y por caminos silenciosos y desiertos, haya dado también lugar a la formación de esta leyenda con todos sus lúgubres contornos. Cuando el andino no ha visto ni se ha encontrado con este personaje de lúgubre fama y siente, sin embargo, dolor al vientre y se presenta en la parte exterior la terrible mancha roja, se cree que el vampiro se hizo invisible para mejor y más cómodamente extraerle la grasa, y el infeliz dominado por tal idea desconfía de los remedios, para luego encontrar la muerte.
En la época de la colonia, el fraile simbolizó para el andino, el autor de la carestía y hambre en el sector rural, porque se supone que en las grandes alforjas se lleva consigo, con el poder de la nigromancia que profesa, y recoge cuantos víveres encuentra, dejando al pobre andino que por falta de ellos, muera por inanición con la barriga pegada al espinazo. En todas las minas de la región andina se consideró de mal agüero la presencia de un fraile; cuando uno o más de éstos se presentaban en el lugar, los mineros se turbaban, les invadía la pesadumbre, e inquietos y tristes, esperaban que de un momento a otro les sobreviniera alguna desgracia personal o algún accidente en la mina; temían que se perdiera la veta del metal que explotaban o se derrumbara y matase obreros o murieran de manera violenta uno o más de ellos.

En la década de 1930 en las minas que se explotaban en la región andina del departamento de Puno, los mineros se oponían a que se llevara a cabo un acto religioso, alegando que la presencia de un sacerdote les traía la mala suerte; porque los genios subterráneos, habitantes de las profundidades de los cerros, dueños y señores de las vetas, las ocultarían indignados por la profanación de que eran objeto, para que jamás las encontrasen y a ellos les castigaría dándoles enfermedades.

Cierta o no, la leyenda del Kharisiri sigue vigente en esa zona. Es tal el miedo a este ser que los campesinos, en algunas comunidades altoandinas, no admiten en sus comunidades el ingreso de personas con la cabellera rubia.


EL MITO DE CUNIRAYA HUIRACOCHA y EL INCA HUAYNA CÁPAC

El mito cuenta que Cuniraya Huiracocha existió desde tiempos muy antiguos y que los demás dioses como Pariacaca lo estimaban más que a cualquiera, y posiblemente que fuera su padre, poco antes de la aparición de los españoles. Cuniraya se dirigió al Cusco y habló con el Inga Huayna Cápac diciéndole: «vamos, hijo, a Titícaca», le dijo, (”allí voy a iniciarte en mi culto”) (TAYLOR, 1999: 197); le indicó al inca que enviara a sus sabios o brujos a las tierras de abajo, es decir, a la costa, al santuario del padre de Cuniraya (¿Pachacamac?) para que le pidieran  una de sus hermanas y volvieran en cinco días. Una vez en el lugar, el padre de Cuniraya le entregó en una taquilla para que el mismo inca lo abriera, pero fue más la curiosidad del chamán que animado por la golondrina que la abrió: “En el interior apareció una señora muy elegante y muy hermosa/ Su cabello era como oro crespo; estaba vestida con ropa finísima y su tamaño era minúsculo. / En el instante mismo que la vio, la señora desapareció”. (TAYLOR, 1999: 201).
A pesar de no haber cumplido con su misión, el hombre encargado fue perdonado por Huayna Cápac por haber sido animado por las golondrinas, entonces nuevamente regresó y cumplió ahora sí con el encargo y «Cuniraya y el Inga lo recibieron con gran regocijo». Antes de abrir el encargo, Cuniraya trazó una línea en el suelo indicando que en un lado se quedaría Cuniraya; por el otro,  entraría
Huayna Cápac y su hermana y en adelante no se volverían a ver nunca más. Y cuando abrió el cofre el lugar se inundó de luz. Y el inca dijo que se quedaría en el mismo lugar (¿el Titicaca?) con su coya, e indicó a un hombre de su ayllu para que se dirigiera al Cusco y que diga que él es Huayna Cápac y luego desapareció. Y cuando murió Huayna Cápac, «unos y atros, al proclamar la prioridad
de sus derechos, provocaron el derrumbe de su señorío. / Así estaban las cosas cuando los huiracochas aparecieron en Cajamarca» (TAYLOR, 1999: 205).
Este mito muestra que Cuniraya estableció un parentesco de cuñado con Huayna Cápac, por lo que representa una alianza o justificación mítica de la integración, entre los habitantes de la costa y los habitantes de la zona altoandina. Asimismo, interpreta la rivalidad de los hijos de Huayna Cápac, Huáscar y Atahuallpa, y la situación existente a la llegada de los españoles y la causa de la caída del Tahuantínsuyo.



Tomado de: Los mitos y las tradiciones de Huarochirí durante el siglo XVII

EL ZORRO Y EL CONDOR

leyenda recogida en la cordillera de Juli, del campesino Manuel Mallea ganadero de la parcialidad de Picho- Pallka

Un zorro hambriento que andaba buscando dónde robar algo, vio a un cóndor que también está en los mismos apuros. El zorro le dijo al cóndor: -¿De dónde vienes, “Pachajilata”, hermano del espacio?...El cóndor.- Vengo de las altas cumbres del “Huenkasi”, cumbre que eternamente está cubiertFaba de helada nieve, he bajado a buscar alimentos para resistir mejor el rigor del frio de las nevadas.El zorro, se rió a carcajadas y le respondió burlonamente: Es raro que todo un Señor cóndor, llamado el Rey de las alturas no pueda resistir el frío. Yo, con ser un habitante de la llanura, me siento más fuerte que tú para soportar ese frio que tanto miedo te infunde, y para demostrarte con hechos, te desafío a permanecer

durante una noche en la cumbre más elevada del “Huenkasi”.El cóndor acepto el reto y ambos ascendieron el cerro. El cóndor se posesionó en la punta más elevada, tendió una de sus alas a manera de colchón y se acurrucó cómodamente. El zorro, por su parte igualmente tendió su traposa cola y se sentó frente al cóndor. Así comenzó la desigual apuesta.No tardó en desencadenarse una terrible tempestad que son muy frecuentes en esas regiones.El zorro, de primera intención, invocó a los “Achachilas” para que calmen sus iras, y desde el comienzo alegó que la  apuesta no era con la tempestad, ni con los rayos, sino contra el frio únicamente.Fuerte nevada, el cóndor sacude a menudo las alas para eliminar la nevada, de lo que protesta por segunda vez el zorro.-La apuesta, amigo mío, no está en sacudirse la nevada, sino en aguantarla, gritó el zorro, porque él estaba casi totalmente cubierto de nieve y sólo le aparecía la cabeza.A la media noche, el cóndor preguntó: - “Kamaketu (zorrito)…-


Condority- contestó el zorro. El segundo en preguntar fue el zorro. –“Tata condority, ¿janiti ttayjtma?... (Señor cóndor, ¿no  tienes frio?)…El rey de los aires contestó:-No tengo frío, más bien estoy un poco fatigado por el calor.Así transcurrieron las horas, el pobre zorro no podía soportar por más tiempo aquel mortífero frío, ya se sentía  desfallecer, precisamente cuando el día empezaba a clarear. El zorrito había sucumbido victima de su vanidad.El cóndor después de dormir un momento, preguntó por última vez: “Tiwulita” (zorrito) ¿sientes todavía frio?... El zorro ya no contesto, había pagado con su vida la desigual apuesta. Al poco rato el cóndor tenía un excelente desayuno con el cuerpo del zorro.Fábula de fondo moral, la vanidad del “kamake” había sido duramente castigada por el cóndor.  La moraleja que  los campesinos deducen es la siguiente: “Jani jilamunañanimpimitisimti”, no te metas con los poderosos que siempre saldrás perdiendo”.



Q'OTA ANCHANCHO

   El legendario y mitológico Lago Titicaca es fuente inagotable de maravillosos relatos. El antiguo poblador aymara nos ha dejado una serie de patrimonio cultural; una de ellas es el espectacular mito del “Qota Anchancho” (demonio del lago)
De las milenarias aguas del Lago Titicaca emergió un gigantesco demonio, que con su furia arrasaba todo lo que encontraba a su paso. Al furor de las olas, se tragaba cuanta embarcación se cruzaba en su trayecto, y tras sembrar desgracias, desaparecía velozmente en las altas cumbres heladas de la cordilleras Orientales y / u occidentales de los Andes.
Tan pronto advertían la presencia del maligno ser, los habitantes – en estado troglodita – en un marco de desesperación y terror huían para refugiarse donde podían.
La ira del demonio era incontenible, así como la llegada de enfermedades era la secuela de daños ocasionados por el monstruo. Tanto miedo y pavoroso respeto había infundido el maléfico ser lacustre, que los aborígenes, llegaron a considerarlo al espíritu endemoniado de las aguas, por lo que lo deificaron y le erigieron totems, para rendirle culto.
Los más supersticiosos creían que era la encarnación de Satán que descargaba su ira, sembrando daños y desgracias a la humanidad y todo los seres.
Ritos Diabólicos ó idólatras nacieron en diferentes lugares. Para que la furia salvaje atenuara y no continúe con sus desmanes le ofrecieron ofrendas y sacrificios de algunos animales, como pago.
La leyenda continua. El demonio no solo hacía e infundía el desastre y terror sino, que también en épocas de lluvias era portadora de bondades benéficas. Emergía del lago hacia la atmósfera portando grandes masas de agua que prodigaba a las nubes para que posteriormente caiga copiosas lluvias regando la región.

EL ORIGEN DE LA QUINUA

Se dice que antes la gente aymara conversaba con las estrellas . De allí que relatan, que en tiempos pasados, en las cercanías del lago titicaca  las chacras empezaban a tener los primeros productos.. Por las noches alguien arrancaba las matas de las papas, pero había un joven que cuidaba las chacras un día decidido a atrapar al ladrón , así en la noche aparecieron varias jóvenes campesinas pero las jóvenes huyeron al ver al joven, menos una que había caído el joven fue a ella  extraordinariamente, la joven se convirtió en una ave y voló a las estrellas .

El joven subió montañas para pedirle al cóndor que lo llevara a las estrellas , y así, fue los jóvenes se encontraron la muchacha alimento al joven con quinua .Pasado un tiempo el joven extrañaba su hogar .El joven regreso pero con quinua que la hermosa joven le había dado para que compartiera con su pueblo.


LEYENDA DE MANCO CAPÁC Y MAMA OCLLO


Inti, el dios Sol,  viendo  el  estado  penoso  de los hombres,  envió a una pareja: Manco  Cápac y Mama Ocllo. Les colocó  un  cetro  de oro, y  les ordenó  construir un  gran  imperio. Ellos enseñarían a los hombres las reglas de la vida civilizada y a venerar su dios creador, el Sol. Pero antes, Ayar Manco y Mama Ocllo debían fundar una capital. Inti les confía un bastón de oro diciéndoles esto:Desde el gran  lago, adonde llegarán, marchen  hacia el norte. Cada vez que se detengan  para comer o  dormir, planten este bastón de oro en el suelo. Allí donde se hunda sin  el menor  esfuerzo, ustedes construirán  Cuzco  y dirigirán el Imperio del sol.La mañana siguiente, Ayar Manco y Mama Ocllo aparecieron entre las aguas del lago  Titicaca. La riqueza de sus vestimentas y  el  brillo  de sus joyas hicieron  pronto comprender a los hombres que ellos eran dioses. Temerosos, los hombres los siguieron a escondidas.Ayar Manco y Mama Ocllo se pusieron en marcha hacia el norte. Los días pasaron sin que el bastón de oro se hundiera en el suelo. Una  mañana,  al llegar  a un  bello  valle  en el  cerro  Huanacauri, el bastón  de  oro  se  hundió dulcemente  en el suelo. Manco  Cápac y Mama Ocllo  se establecieron  allí. Era ahí que había que construir Cuzco, el "ombligo" del mundo, la capital del Imperio del Sol.  Ambos ayudaron a mejorar el lugar; Manco Cápac enseño a los hombres a trabajar la tierra y a construir canales. A las mujeres, Mama Ocllo  les enseñó  a coser, cocinar y  hacer telares."